Hace hoy ocho años, a las 7:37h de un trágico jueves, Madrid se convirtió en el centro de todas las miradas. Desgraciadamente, no fue por una buena causa sino por producirse el mayor atentado terrorista de la historia de nuestro país. El terrorismo se cebaba con la ciudad madrileña dejando diferentes bombas en trenes de cercanías que hicieron estallar durante la hora punta. El resultado, aunque para más de uno, sea sólo cuestión de cifas... fue 191 fallecidos y 1755 heridos.
Jóvenes que se dirigían a la universidad, adultos de camino a sus puestos de trabajo, algún despistado que había perdido el tren anterior o algún prevenido que quería coger el tren de antes para no llegar tarde... todos padecieron la masacre. Nunca llegaron a su destino. Con un poco de suerte algunos lo hicieron meses más tarde o incluso años después, pero todavía hoy las explosines retumban en sus cabezas.
El 11-M es una de esas fechas en las que recuerdas dónde estabas cuando te enteraste de la notícia o quién te informó de ello. Los que, afortunadamente no estuvimos allí sufríamos con cada nuevo trágico dato, viendo las imágenes... La impotencia y la rabia se apoderaban de cada uno de nosotros. Vidas y familias destrozadas. ¿Por qué? nos repetíamos y nos seguimos repitiendo. Dejando temas políticos a un lado, estoy segura de que ninguna de esas 191 victimas y 1755 heridos firmó el SÍ a la guerra. ¡Ya está bien! Acabemos con el terrorismo de una vez. Digamos NO al TERRORISMO.
Aunque a nosotros "no nos tocó" ese día, nos puede "tocar" otro...
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